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(Pequeña, pero emocionante) Aventura en Lavapiés

Foto del escritor: mferrerormferreror

Actualizado: 21 dic 2024

Mi hija diría que ésta es de esas historias que sólo me pasan a mí.

No es cierto: las serendipias también salen en las películas.

Ya en serio, sin duda les sucede a mucha gente, aunque a veces no se hagan conscientes, o quizá no nos enteramos porque no las cuentan.

A mi me gusta contar este tipo de historias que me voy encontrando, que le dan vidilla a la vida, y con las que voy tejiendo mis recuerdos.


Serendipia: Hallazgo valioso que se produce de manera casual o accidental.

Otro día contaré por aquí otra de mis serendipias, la de mi mujer de la ventana, pero eso ya es otra historia.

No olvides pinchar las fotos, y deslizarte a derecha e izquierda, para verlas enteras.




En esta serendipia mi madre lloró al ver los tejados desde su ventana de la infancia, así que se los guardé en la foto, para que los pudiera ver cada día del resto de su vida, para seguir recordando las extraordinarias emociones que ahora siente cuando revive esa etapa de su niñez.

Pero, ¿cómo llegamos hasta esta ventanita?




Simplemente, en la calle, mirábamos a través de los cristales de un portal, el de su casa de la niñez, mientras me describía cómo era el patio del edificio, las escaleras, y el piso en el que vivía, y apareció una vecina que iba a entrar. Mi madre, fuera de contexto, pero transportada por su vivencia, le dijo que había vivido allí, hacía muchos años, y ella, sorprendentemente, nos invitó a entrar, lo que aprovechamos para que pudiera ver, y contrastar con sus recuerdos, los elementos que me iba describiendo. Sobre la marcha, mientras mi madre exploraba el lugar, y rascaba sus memorias, bien diferentes, nos invitó a subir a la planta donde nos dijo haber vivido. Allí resultó que la joven vivía, setenta y cinco años después, ¡exactamente en la misma vivienda que mi madre!

Nuestra inesperada y generosa anfitriona, se mostró cariñosísima con mi madre, a pesar de ser dos desconocidas que habíamos irrumpido inesperadamente en su tarde y en su hogar.




Tras ese baño de emociones, que provocó un oleaje de fondo en mi madre, nos bajamos de nuevo a pasear el barrio. La idea era intentar reconocer el entorno, pero también descubrir sus nuevas facciones.

Preparando la salida, yo ya había explorado googleando en el mapa, y entre los destinos de la tarde había elegido acercarnos a un jardín-huerto comunitario creado y mantenido por los vecinos, que se llama Esta es una plaza, sobre un solar sin edificar cedido por el ayuntamiento hace ya quince años, que está en la gran manzana de la que forma parte el edificio visitado. Tuvimos suerte, pues el cartel anunciaba que abrían los domingos y "los días soleados", así que debió de serlo, que no domingo, y pudimos deleitarnos, y hacer un descanso en la naturaleza en el puro centro de la ciudad. Los enlaces anteriores cuentan el proyecto, y el segundo incluye un interesante vídeo.




En el exterior, el muro que lo delimita ofrece una colección grafitera de pies de repuesto, para cuando el cansancio hace mella y te parece que ya no puedes caminar más. Al verlos así, yuxtapuestos al plano posterior de los edificios y los árboles, se me antojan los pies de la ciudad.




Finalmente, como ni los pies ni el corazón, tras la intensa carga de emociones daban ya para mucho, la vuelta acabó pronto, pero el paseo nos permitió tener alguna imagen más de las calles del popular barrio.




Volvemos para atrás, como siempre, y repetimos la visita con música. Esta vez será con "El lugar correcto", de Natalia Lafourcade, una delicia. Nos dice: "El lugar correcto es el ahora, para caminar; el lugar correcto es el ahora, no hace falta más".




Fotografías realizadas con un iPhone Xs.


Creando memorias emocionantes para mi madre.

Se trata de una visita planificada al barrio de Lavapiés, con el primer punto de interés en divisar el edificio donde mi madre, Julia, vivió desde 1939, justo a su vuelta de donde se marchó la familia a pasar la Guerra (Civil española), hasta 1950, cuando se marchó de allí con su familia, a los 14 años. Ahora, cada vez más centrada en esa etapa de su vida, recuerda muchas de sus escenas, y nos las cuenta a menudo. Un día, cuando todavía quería salir y y aceptaba que le hiciera propuestas sorpresa, le propuse ir juntas a revisar su antiguo barrio, y nos acercamos hasta el portal, sin saber que, de la mano de una de sus actuales habitantes, terminaríamos entrando a su antigua vivienda, y que compartiríamos unos minutos con la joven que ahora vive en ella. Paula, nuestra anfitriona, tan entrañable como inolvidable, estuvo encantada de acogernos y mostrarnos su casita y su gata. No tengo palabras para agradecérselo.

Envié las fotos a mi madre, y desde entonces las repasa siempre que se acuerda, y ahora forman parte de los nuevos recuerdos actuales. Más de un año después de la "excursión", que hicimos en abril de 2023, he decidido hacer una entrada del blog, para que quede una memoria más explícita y ordenada para ambas, y para el resto de la familia.

El paseo por el jardín fue delicioso. Estando en un muy céntrico y emblemático barrio popular de la ciudad, con un apretado entramado de calles y aceras estrechas, el jardín permite tener tranquilidad y compartir momentos de ocio y de socialización, para niños y adultos, en un espacio verde, donde no se oye el tráfico, y lleno de posibilidades. Allí vimos casetas con libros y juguetes, un taller de bicicletas, un pequeño auditorio, algún columpio, bancos y mesas para comer o tomar algo juntos, y el huerto y el resto de diseños vegetales.

Según he leído después, al documentarme para esta entrada, los huertos urbanos, como modelo de creación y gestión comunitaria, se están reproduciendo con éxito en muchas otras ciudades y países, especialmente tras el mundo pandémico, ya que no sólo sirven para vegetalizar los espacios, sino que contribuyen al tejido social, al aprendizaje entre distintas generaciones, y a la difusión de la necesidad del cuidado y el amor a nuestro medio ambiente.

Finalmente, terminamos explorando alguna de las calles más próximas, como la Plaza de Lavapiés, y la calle de Argumosa, donde terminamos cenando en una terraza, haciendo honor a aquella cálida noche de primavera madrileña.


Nos fuimos sabiendo que había sido una pequeña, pero emocionante aventura, una historia diminuta, que no íbamos a olvidar. Mamá, te quiero.


2 Comments


Paco Sánchez
Paco Sánchez
Dec 21, 2024

¡Qué bonita historia!

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Guest
Dec 19, 2024

😍

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Segovia, Castilla y León, Spain

© 2016-25 por Marta Ferrero Fotografía

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