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Pateando la Puglia con Virginia

  • Foto del escritor: mferreror
    mferreror
  • 19 ene 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 21 dic 2024

En otra entrada sobre este viaje, Lugares de paso en Puglia, ya comentaba que éste fue completamente inesperado e improvisado.

Lo primero es que, viviendo ya más de año y medio entre olas pandémicas, nos hemos acostumbrado a que, si no queremos prescindir de hacer escapadas, los proyectos viajeros tienen que hacerse a pocos días vista de la salida, otear el estado de las estadísticas, las fronteras, los precios, las previsiones del tiempo (era octubre), y nuestro estado general y puntual de salud, los contactos con positivos, las cuarentenas, etc, y tras todo esto, planificar lo que se pueda, al menos el medio de transporte, el destino de inicio, y si acaso alguna noche.


Mi propuesta fue ir a Nápoles y la costa amalfitana, que tengo apuntada en mi lista de viajes/escapadas pendientes, para realizar sola o con quien quiera compartirla. Pasé unos cuantos días buscando información, meteorología, rutas, pueblos que ver, dónde dormir, distancias entre los lugares, y bosquejé algunos itinerarios.

Luego mi amiga Virginia pensó que, además, podíamos cruzar al Adriático, para conocer otra costa y apuntarla a sus recuerdos. Entonces cambié el aeropuerto de llegada, Bari, para pasar dos o tres días por allí, antes de cruzar Italia en dirección al Mediterráneo. Al emplear tiempo en la primera idea, sólo reservé para las dos primeras noches, en Bari, y dejé a la improvisación si quedarnos otro día más o virar a nuestro destino original.

(Psss... no olvides pinchar las fotos para verlas enteras, y moverte adelante y atras atrás con las flechas).



Mi nivel de flexibilidad es grande, pero ni se me ocurrió pensar que esta vez a la vuelta ¡Nápoles seguiría pendiente! Los primeros días seguía apareciendo en el itinerario. 9 días entre la ida y la vuelta podrían dar de sí bastante, y atravesar Italia de este a oeste no lleva más de unas pocas horas. Así que, anotábamos los nombres de ciudades o pueblos sobre los que íbamos leyendo, o que alguien nos había recomendado, los colocábamos sobre la costa o el interior, diseñábamos nuevos itinerarios, y llegó un momento en el que el listado de sitios con los que se nos hacía la boca agua fue tan largo, que Nápoles se cayó del listado. Esto ocurrió antes de la tercera noche, así que la tercera y la cuarta ya se ubicaron en los nuevos itinerarios.



El nombre del viaje se transformó en algo así como "deslizándonos por la Puglia", que es una región italiana de la que no habíamos oído hablar previamente ninguna de las dos. Digamos que sobre el mapa era fácil describir que una parte de ella era "el tacón" de la bota italiana, pero poco más. Leyendo sobre ella, ya vimos que los italianos se la guardan para ellos y la tienen muy calladita. Solo podemos decir que es a-lu-ci-nan-te. A las ciudades y pueblos de arte e historia (Lecce es considerada como la Florencia del sur, y no está lejos de serlo, aunque no tiene por qué, es una maravilla en sí misma, con su personalidad propia), se unen paisajes de olivares centenarios, comida italiana en restaurantes que te dejan memorias, desayunos con zumo de granada recién exprimida, tiendas de artesanía ancestral, y una costa de color turquesa, a la que llaman las Maldivas del Salento, y no se inventan nada. No nos vamos a olvidar de la amabilidad y la alegría de sus gentes, pero eso, sobre Italia, sí que no es nuevo.


Supongo que haber terminado en la Puglia como destino es toda una serendipia*, que añado a mi colección.

*Serendipia: Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.




Tuvimos una meteorología variada, desde vendavales con mar gruesa, y lluvia algún día torrencial, pero predominaron los días brillantes y templados de un otoño del sur, amables, que incitan a callejear tanto por las noches como por las mañanas, y que promueven la alegría de vivir, entre mercados callejeros, muelles repletos de pescadores, y playas desiertas pero con temperaturas all dente.



Los días, los atardeceres, las noches (los amaneceres nos pillaban durmiendo, el dolce far niente), las llegadas y salidas de los alojamientos, las horas de las comidas, y los tiempos al volante (mayormente Virgi), los mapas y los itinerarios (mayormente yo), fueron deliciosos, con y sin música, con y sin anécdotas, con y sin conversaciones. Con Virginia el tiempo pasa deprisa, y siempre es un hombro de apoyo, una inspiración, y un estímulo para salir corriendo y llegar a ver algo más. Gracias Virgi. Seguiremos viajando, igual alguna vez a Nápoles...



Y terminar con un vino frente al mar (aunque fuera muy a lo lejos ;-)).



Esta vez la canción que no debería faltar en esta entrada podría ser de la que repetíamos, en los momentos plenamente italianos, "nel blu dipinto di blu", es decir Volare, de Domenico Modugno, hijo de aquella tierra, y venerado por sus habitantes




Con el mapa parece más fácil seguir nuestros recorridos, partiendo de Bari, y siguiendo por Polignano a Mare, Monopoli, Alberobello, Brindisi, Tarento, Lecce, Gallipoli, Santa María de Leuca, Otranto, Ostuni, Matera y Trani.

Y sí, disfrutamos del Adriático y del Tirreno, incluso de la punta-mirador donde se unen los dos mares.




Fotos realizadas con el iPhone Xs, y una dosis de espíritu dolce vita, de casi todas estas maravillosas localidades.



Mi respeto para las personas que aparecen en cualquier entrada de este blog, dónde sólo quiero recoger el pulso y la vida de la calle. Si te reconoces en alguna de ellas, puedes hacer comentarios, o pedirme que la retire, si es tu deseo.



3 comentarios


Reyes Fernandez
Reyes Fernandez
02 abr 2023

👍👍 En cuanto disponga de una semanita libre, allí que me voy

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jferrandoa
24 ene 2022

¡Muy bonito el resumen, el texto y el fotográfico!

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mferreror
mferreror
24 ene 2022
Contestando a

Gracias!!

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Segovia, Castilla y León, Spain

© 2016-25 por Marta Ferrero Fotografía

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